El violinista sería mi inspiración durante mucho tiempo. Nunca pude apartar la vista de él y se hacía imposible no concentrar los otros sentidos en el milagro que sólo él era capaz de producir; incluso a veces me escondía detrás de una pared contigua para atisbarlo de manera ininterrumpida durante horas y horas. Porque él tenía algo que el resto anhelaría toda su vida.
Sin embargo, un día cogió su violín y su música y se marchó muy lejos. Se fue. Sin más. La ausencia de su música, de su eterna melodía, me hizo perder el sueño por mucho más tiempo del que hubiera imaginado.
Y ahora sé que volverá, más eterno que nunca. Tengo ese presentimiento.
... CWM ...
2 comentarios:
Siempre me han gustado los violinista y el entorno que su música les crea alrededor. Claro que volvera con su melodía y tu estarás envuelta en ella :)
Un beso !
La eterna melodía es como las estaciones... podrán irse, pero están condenadas a volverse a repetir.
Un saludo.
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